El
 desconocimiento del Islam que predomina en occidente contiene muchas 
aristas y prejuicios, y uno de ellos es el referido al respeto y 
veneración que los musulmanes sienten por las personas de Jesús y su 
madre María, con ambos sea la Bendición y la Paz. Creemos que hacer luz 
sobre este punto; mostrar como concibe el Islam al Mesías Jesús, le 
permitirá al lector cristiano superar muy antiguos prejuicios y 
comprender qué cerca están los musulmanes de su fe. Desde luego hay 
diferencias, como se verá, entre la imagen que musulmanes y cristianos 
tienen de Jesús y María, pero estas discrepancias no hacen a la esencia 
del Mensaje del Mesías, y responden más bien a las opiniones que los 
hombres promulgaron como dogmas a lo largo de los siglos.Cabe
 aclarar que en el Islam no se hace distingo entre los Profetas y 
Mensajeros divinos: todos han transmitido la misma verdad de parte de su
 Señor. Han diferido sí en las formas externas que impusieron a sus 
comunidades de acuerdo a la cualidad de cada época, pero no en el núcleo
 de su misión: la educación de la humanidad para su felicidad actual y 
futura, y la enseñanza de la Unidad Divina.
           
 Entre los Mensajeros divinos, hay no obstante algunos especialmente 
destacados por Dios con una misión más trascendente, sea porque inicia 
un nuevo ciclo en la humanidad; porque trae una nueva ley, o por el 
carácter universal de su prédica. Estos Mensajeros así destacados son 
cinco según el Islam: Noé, Abraham, Moisés, Jesús y Muhammad (Mahoma),  
con todos ellos sea la Bendición y la Paz. Noé inicia un ciclo de la 
humanidad antes y después del diluvio, Abraham es el antecesor de la 
línea profética que predominará en este ciclo, pues de él descienden 
Moisés y Jesús de parte de su hijo Isaac, y el Profeta Muhammad por 
parte de su primogénito Ismael, los que universalizan el Mensaje 
monoteísta de su padre común.
           
 Esto da una clara idea de la importancia que asume Jesús en el Islam, 
quien se encuentra mencionado 25 veces en el Sagrado Corán, destacado 
como uno de los grandes Mensajeros divinos en numerosos pasajes como 
luego veremos.
           
 En cuanto a María, es en el Islam uno de los paradigmas de perfección 
en la mujer, y su historia adquiere tanta relevancia que la revelación 
coránica le ha dedicado todo un capítulo, la sura 19, que lleva su 
nombre.
           
 Cabe aclarar que en el Islam no se hace distingo entre los Profetas y 
Mensajeros divinos: todos han transmitido la misma verdad de parte de su
 Señor. Han diferido sí en las formas externas que impusieron a sus 
comunidades de acuerdo a la cualidad de cada época, pero no en el núcleo
 de su misión: la educación de la humanidad para su felicidad actual y 
futura, y la enseñanza de la Unidad Divina.
           
 Entre los Mensajeros divinos, hay no obstante algunos especialmente 
destacados por Dios con una misión más trascendente, sea porque inicia 
un nuevo ciclo en la humanidad; porque trae una nueva ley, o por el 
carácter universal de su prédica. Estos Mensajeros así destacados son 
cinco según el Islam: Noé, Abraham, Moisés, Jesús y Muhammad (Mahoma),  
con todos ellos sea la Bendición y la Paz. Noé inicia un ciclo de la 
humanidad antes y después del diluvio, Abraham es el antecesor de la 
línea profética que predominará en este ciclo, pues de él descienden 
Moisés y Jesús de parte de su hijo Isaac, y el Profeta Muhammad por 
parte de su primogénito Ismael, los que universalizan el Mensaje 
monoteísta de su padre común.
María en el Islam
           
 El Profeta(B.P.) afirmó, en un dicho famoso, que cuatro son las mujeres
 más destacadas ante Dios: Asia, esposa de Faraón, que cuidó de Moisés, y
 que era una devota creyente pese a la opresión de su esposo y de la 
corrupción que la rodeaba; María la madre de Jesús; Jadiyah, la primera
 esposa del Profeta(B.P.), que lo apoyó en las épocas más difíciles de 
adversidad, invirtiendo toda su fortuna (era una mujer rica) por la 
causa de Dios; Fátima, su hija menor y madre de sus nietos los Imames 
Hasan y Husein.
           
 Parte del relato referido a la categoría espiritual de María, a su 
misión y la de Jesús, puede encontrarse en la Sura tercera, llamada "La 
Familia de 'Imran (Joaquín)", versículos 33 al 59.
           
 Dice el sagrado Corán: «He aquí que la esposa de 'Imrán (Joaquín) dijo:
 “¡Señor mío, te he ofrendado lo que hay en mi vientre, consagrándolo a 
Tí (a tu servicio y al del templo)! ¡Acéptalo de mí! ¡Por cierto que Tú 
eres Oyentísimo, Sapientísimo!” Y cuando la dio a luz dijo: “¡Señor mío!
 ¡He concebido una mujer!. Pero bien sabe Dios lo que había concebido y 
que el varón no es lo mismo que la mujer. Heme aquí que la he llamado 
María, y la amparo en Ti, a ella y a su descendencia, de Satanás el 
maldito”»(3:35-36).
           
 La exégesis de estos versículos del Sagrado Corán, basados en las 
tradiciones proféticas, nos dicen que la esposa de Joaquín esperaba dar
 a luz un hijo, pues había consagrado el fruto de su vientre a Dios y al
 servicio del templo desde antes del nacimiento. Al nacer una hija se 
mostró sorprendida, pues las mujeres no se dedicaban a esa función 
religiosa, no obstante, los signos que había recibido previamente se 
cumplirían, ya que María tendría la envergadura espiritual de un profeta
 sin serlo.
           
 Continúa el Sagrado Corán: «Su Señor la aceptó complaciente y la confió
 a Zacarías. Cada vez que Zacarías la visitaba en el oratorio, la 
encontraba provista de alimentos. Y le decía: “¡María! ¿De dónde te ha 
venido ésto?”. Ella respondía: “De Dios, porque Dios agracia sin mesura a
 quien le place”». (3: 37).
           
 No obstante ser mujer, María fue asignada al templo y quedó bajo la 
protección de Zacarías al cual se eligió de entre varios de la familia 
mediante un procedimiento descripto en el versículo 44 del tercer 
capítulo. María era asistida por los ángeles en el templo y aparecían 
ante ella frutos y comida que no correspondían incluso a la estación. 
Esto provocaba el asombro de Zacarías, sacerdote y profeta, por la 
elevada posición de María ante su Señor. Dice el Sagrado Corán a este 
respecto: «Y cuando los ángeles dijeron: “¡María! Dios te ha escogido y 
purificado. Te ha elegido por sobre las mujeres del universo”». (3: 42).
           
 En la sura de María se relata el episodio de la concepción y nacimiento
 de Jesús. Dice el Sagrado Corán: «Y recuerda en la escritura a María 
cuando se retiró de su familia a un lugar oriental. Y tendió un velo 
para ocultarse de ellos. Le enviamos nuestro espíritu y éste se le 
presentó en una forma humana perfecta Dijo ella: “Me refugio  de tí en 
el Compasivo, si es que eres piadoso” Dijo él: “Yo soy sólo el enviado 
de Tu Señor encargado de agraciarte con un hijo inmaculado” Ella le 
dijo: “¿Cómo puedo tener un hijo cuando ningún hombre me ha tocado ni 
soy una indecente?” Dijo: “Así será”. Tu Señor dice: «Es cosa fácil para
 Mí a fin de hacer de él un signo para la gente y muestra de nuestra 
misericordia». Es cosa decidida” Mas cuando le concibió, se retiró con 
él a un lugar apartado Los dolores del parto la llevaron junto al tronco
 de una palmera. Dijo: “¡Ojalá hubiese muerto antes de ésto, y que 
hubiese sido olvidada completamente!” Entonces, el niño le llamó debajo 
suyo diciéndole: “¡No te apenes, porque tu Señor ha hecho correr un 
arroyo a tus pies! Y tira hacia tí el tronco de la palmera y ésta hará 
caer sobre tí dátiles maduros, frescos ¡Come, pues, bebe y consuélate! Y
 si ves a alguna persona, dí: «Por cierto que he hecho un voto de 
silencio al Graciabilísimo, y hoy no hablaré con persona alguna!»” 
Regresó a su pueblo cargándole. Y le dijeron: “¡Oh María! ¡Has hecho 
algo inaudito! ¡Oh hermana de Aarón! ¡Tu padre no era mala persona ni tu
 madre una indecente?” Entonces les indicó que interrogaran al niño, y 
le dijeron: “¿Cómo hablaremos a un niño que aún está en la cuna?” 
Entonces (el niño) les dijo: “¡Por cierto que soy el siervo de Dios, 
quien me ha dado la Escritura y ha hecho de mí un profeta Me ha 
bendecido dondequiera que me encuentre y me ha ordenado la oración y el 
diezmo mientras viva Y que sea piadoso con mi madre. No me ha hecho 
soberbio ni malvado La paz fue conmigo el día en que nací, lo será el 
día en que muera y el día en que sea resucitado” Tal es Jesús, hijo de 
María ...»



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