30 julio 2012

Jesus y Maria en el Islam At-Tauhid




El desconocimiento del Islam que predomina en occiden­te contiene muchas aristas y prejuicios, y uno de ellos es el refe­rido al respeto y veneración que los musulmanes sienten por las personas de Jesús y su madre María, con ambos sea la Bendición y la Paz. Creemos que hacer luz sobre este punto; mostrar como concibe el Islam al Mesías Jesús, le permitirá al lector cristiano superar muy antiguos prejuicios y comprender qué cerca están los musulmanes de su fe. Desde luego hay diferencias, como se verá, entre la imagen que musulmanes y cristianos tienen de Jesús y María, pero estas discrepancias no hacen a la esencia del Mensaje del Mesías, y responden más bien a las opiniones que los hombres promulgaron como dogmas a lo largo de los siglos.Cabe aclarar que en el Islam no se hace distingo entre los Profetas y Mensajeros divinos: todos han transmitido la misma verdad de parte de su Señor. Han diferido sí en las formas externas que impusieron a sus comunidades de acuerdo a la cualidad de cada época, pero no en el núcleo de su misión: la educación de la humanidad para su felicidad actual y futura, y la enseñanza de la Unidad Divina.
            Entre los Mensajeros divinos, hay no obstante algunos especialmente destacados por Dios con una misión más trascen­dente, sea porque inicia un nuevo ciclo en la humanidad; porque trae una nueva ley, o por el carácter universal de su prédica. Estos Mensajeros así destacados son cinco según el Islam: Noé, Abraham, Moisés, Jesús y Muhammad (Mahoma),  con todos ellos sea la Bendición y la Paz. Noé inicia un ciclo de la huma­nidad antes y después del diluvio, Abraham es el antecesor de la línea profética que predominará en este ciclo, pues de él descienden Moisés y Jesús de parte de su hijo Isaac, y el Profeta Muhammad por parte de su primogénito Ismael, los que universalizan el Mensaje monoteísta de su padre común.
            Esto da una clara idea de la importancia que asume Jesús en el Islam, quien se encuentra mencionado 25 veces en el Sagrado Corán, destacado como uno de los grandes Mensajeros divinos en numerosos pasajes como luego veremos.
            En cuanto a María, es en el Islam uno de los paradigmas de perfección en la mujer, y su historia adquiere tanta relevancia que la revelación coránica le ha dedicado todo un capítulo, la sura 19, que lleva su nombre.


            Cabe aclarar que en el Islam no se hace distingo entre los Profetas y Mensajeros divinos: todos han transmitido la misma verdad de parte de su Señor. Han diferido sí en las formas externas que impusieron a sus comunidades de acuerdo a la cualidad de cada época, pero no en el núcleo de su misión: la educación de la humanidad para su felicidad actual y futura, y la enseñanza de la Unidad Divina.
            Entre los Mensajeros divinos, hay no obstante algunos especialmente destacados por Dios con una misión más trascen­dente, sea porque inicia un nuevo ciclo en la humanidad; porque trae una nueva ley, o por el carácter universal de su prédica. Estos Mensajeros así destacados son cinco según el Islam: Noé, Abraham, Moisés, Jesús y Muhammad (Mahoma),  con todos ellos sea la Bendición y la Paz. Noé inicia un ciclo de la huma­nidad antes y después del diluvio, Abraham es el antecesor de la línea profética que predominará en este ciclo, pues de él descienden Moisés y Jesús de parte de su hijo Isaac, y el Profeta Muhammad por parte de su primogénito Ismael, los que universalizan el Mensaje monoteísta de su padre común.
           

María en el Islam

            El Profeta(B.P.) afirmó, en un dicho famoso, que cuatro son las mujeres más destacadas ante Dios: Asia, esposa de Faraón, que cuidó de Moisés, y que era una devota creyente pese a la opresión de su esposo y de la corrupción que la rodeaba; Ma­ría la madre de Jesús; Jadiyah, la primera esposa del Profeta(B.P.), que lo apoyó en las épocas más difíciles de adversi­dad, invirtiendo toda su fortuna (era una mujer rica) por la causa de Dios; Fátima, su hija menor y madre de sus nietos los Imames Hasan y Husein.
            Parte del relato referido a la categoría espiritual de María, a su misión y la de Jesús, puede encontrarse en la Sura tercera, llamada "La Familia de 'Imran (Joaquín)", versículos 33 al 59.
            Dice el sagrado Corán: «He aquí que la esposa de 'Imrán (Joaquín) dijo: “¡Señor mío, te he ofrendado lo que hay en mi vientre, consagrándolo a Tí (a tu servicio y al del templo)! ¡Acéptalo de mí! ¡Por cierto que Tú eres Oyentísimo, Sapientísimo!” Y cuando la dio a luz dijo: “¡Señor mío! ¡He concebido una mujer!. Pero bien sabe Dios lo que había concebido y que el varón no es lo mismo que la mujer. Heme aquí que la he llamado María, y la amparo en Ti, a ella y a su descendencia, de Satanás el maldito”»(3:35-36).
            La exégesis de estos versículos del Sagrado Corán, basados en las tradiciones proféticas, nos dicen que la esposa de Joa­quín esperaba dar a luz un hijo, pues había consagrado el fruto de su vientre a Dios y al servicio del templo desde antes del na­cimiento. Al nacer una hija se mostró sorprendida, pues las mu­jeres no se dedicaban a esa función religiosa, no obstante, los signos que había recibido previamente se cumplirían, ya que María tendría la envergadura espiritual de un profeta sin serlo.
            Continúa el Sagrado Corán: «Su Señor la aceptó complaciente y la confió a Zacarías. Cada vez que Zacarías la visitaba en el oratorio, la encontraba provista de alimentos. Y le decía: “¡María! ¿De dónde te ha venido ésto?”. Ella respondía: “De Dios, porque Dios agracia sin mesura a quien le place”». (3: 37).
            No obstante ser mujer, María fue asignada al templo y quedó bajo la protección de Zacarías al cual se eligió de entre varios de la familia mediante un procedimiento descripto en el versículo 44 del tercer capítulo. María era asistida por los ángeles en el templo y aparecían ante ella frutos y comida que no co­rrespondían incluso a la estación. Esto provocaba el asombro de Zacarías, sacerdote y profeta, por la elevada posición de María ante su Señor. Dice el Sagrado Corán a este respecto: «Y cuando los ángeles dijeron: “¡María! Dios te ha escogido y purificado. Te ha elegido por sobre las mujeres del universo”». (3: 42).
            En la sura de María se relata el episodio de la concepción y nacimiento de Jesús. Dice el Sagrado Corán: «Y recuerda en la escritura a María cuando se retiró de su familia a un lugar oriental. Y tendió un velo para ocultarse de ellos. Le enviamos nuestro espíritu y éste se le presentó en una forma humana perfecta Dijo ella: “Me refugio  de tí en el Compasivo, si es que eres piadoso” Dijo él: “Yo soy sólo el en­viado de Tu Señor encargado de agraciarte con un hijo inmaculado” Ella le dijo: “¿Cómo puedo tener un hijo cuan­do ningún hombre me ha tocado ni soy una indecente?” Dijo: “Así será”. Tu Señor dice: «Es cosa fácil para Mí a fin de hacer de él un signo para la gente y muestra de nuestra misericordia». Es cosa decidida” Mas cuando le concibió, se retiró con él a un lugar apartado Los dolores del parto la llevaron junto al tronco de una palmera. Dijo: “¡Ojalá hubiese muerto antes de ésto, y que hubiese sido olvidada completamente!” Entonces, el niño le llamó debajo suyo diciéndole: “¡No te apenes, porque tu Señor ha hecho correr un arroyo a tus pies! Y tira hacia tí el tronco de la palmera y ésta hará caer sobre tí dátiles maduros, frescos ¡Come, pues, bebe y consuélate! Y si ves a alguna persona, dí: «Por cierto que he hecho un voto de silencio al Graciabilísimo, y hoy no hablaré con persona alguna!»” Regresó a su pueblo cargándole. Y le dijeron: “¡Oh María! ¡Has hecho algo inaudito! ¡Oh hermana de Aarón! ¡Tu padre no era mala persona ni tu madre una indecente?” Entonces les indicó que interrogaran al niño, y le dijeron: “¿Cómo hablaremos a un niño que aún está en la cuna?” Entonces (el niño) les dijo: “¡Por cierto que soy el siervo de Dios, quien me ha dado la Escritura y ha hecho de mí un profeta Me ha bendecido dondequiera que me encuentre y me ha ordenado la oración y el diezmo mientras viva Y que sea piadoso con mi ma­dre. No me ha hecho soberbio ni malvado La paz fue conmigo el día en que nací, lo será el día en que muera y el día en que sea resucitado” Tal es Jesús, hijo de María ...»
 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...