23 noviembre 2014

Las Estancias de Dzyan - H.P. Blavatsky


Uno de los libros más temidos y escondidos por los ocultistas, debido a su origen extraño e ignoto, es, sin lugar a dudas, Las estancias de Dzyan. A finales del siglo XVIII y en los albores del XIX el astrónomo francés Bailley hace alusión a un libro llegado de la India, pero cuya procedencia era… venusina. 

Ya en pleno siglo XX, Louis Jacolliot da al enigmático libro el nombre al que se hace referencia en esta parte,Como uno más de la larga lista de libros cuyo contenido parece poseer dinamita, también éste determina que aquellos que lo poseen sufran extraños accidentes, por lo general fatales. 

Sin embargo, es Madame Helena Petrovna Blavatsky quien por primera vez introduce Las estancias de Dzyan en lo que solemos llamar “nuestro planeta”. Extraña mujer, Madame Blavatsky. Una breve historia de su vida nos llevará mejor a encaminarnos por los peligrosos senderos de Las estancias de Dzyan. Nació el 30 de julio de 1831, bajo el signo de Leo. Era una niña precoz que solía llamar la atención de cuantos la rodeaban. Era exclusiva, original, agotaba la paciencia de aquellos que fueron sus maestros de escuela; pero asombraba su enorme capacidad para aprender lenguas extranjeras, así como su facilidad para asimilar los conocimientos. 

El secreto de su magnetismo residía en sus innegables y, a la vez, extraordinarios poderes psíquicos. Los elementos naturales innatos de los que se valía Helena Blavatsky para producir sus extraños fenómenos eran los siguientes:
1. Un enorme bagaje de conocimientos mágicos, sumados a su contacto con maestros ocultos. 

2. Su formidable intuición en relación con los problemas filosóficos, el origen de las razas, los fundamentos de las religiones. Su enorme facilidad para descifrar símbolos cabalísticos sumamente primordiales. 

3. Las circunstancias que rodeaban a su persona. Incendios voraces cuyas llamas no quemaban; aparición de dibujos y escrituras en papeles en blanco; materialización de objetos perdidos; campanas que sonaban sin que nadie las tocase, etc. 

Madame Blavatsky tiene acceso al libro Las estancias de Dzyan de una forma misteriosamente dramática. El enigmático Libro de Dzyan se encontraba, y se encuentra aún en nuestros días, en la “Gran Biblioteca Universal” cuya “sede central” está situada en una enorme estancia de algo más de 250 m de profundidad bajo el cordón de la vertiente del Himalaya, y es propiedad del Rey del Mundo. 

Nadie, absolutamente ningún ser humano tiene acceso al Gran Libro de los Misterios Develados. No obstante, Helena Blavatsky tuvo acceso a él por “imposición” de su maestro. 

Una tarde, encontrándose Madame Blavatsky en El Cairo, ve materializarse, ante sus acostumbrados ojos a este tipo de fenómenos, un libro que no poseía tapas sino que eran tablillas labradas de símbolos. Como comprendía todo tipo de simbología, comenzó a notar las enseñanzas que le brindaban esas tablillas y así tuvo acceso al conocimiento más extraordinario que puede tener el ser humano. 

En el capítulo que se refiere a Las estancias de Dzyan se lee lo siguiente, tomado directamente al dictado de Madame Blavatsky:
“La palabra cainismo significa: Religión-Sabiduría; una antigua religión, de más de 85 siglos, que fue patrimonio y fuente de enseñanza de aquellos seres que habitaban el planeta bajo el nombre de Iniciados, seres venidos de las estrellas. 

La raza de los hombres venidos de las estrellas, Iniciados; de orden sumo, se denominaban: CAINA o INCA, que regían en aquel momento los pasos de la Humanidad y que luego volvieron a sus refugios subterráneos para seguir rigiendo, hasta nuestros días, los vacilantes y temerosos pasos de un mundo en decadencia que es la Tierra. Los cainas habitaban junto al Rey del Mundo. 

Las palabras Dzan, Djan, Dzyan, Jana o Dhyana, no son otra cosa que la forma en que los cainas o incas denominaban a su Religión-Sabiduría. 

Algunos de los pasajes de Las estancias de Dzyan son los siguientes: 

1. El Eterno Padre, envuelto en sus siempre invisibles vestiduras, había dormitado una vez más por Siete Eternidades. 

2. El Tiempo no existía, pues yacía dormido en el Seno Infinito de la Duración. 

3. La Mente Universal no existía, pues no había vehículo para contenerla. 

4. No había Desdichas porque no había quien la produjese. 

5. Sólo había Tinieblas. 

6. No había Silencio. 

7. No había Sonido. 

8. El Uno es Cuatro y los Cuatro toman para sí los Tres y su unión determina el Siete. 

El Libro de Dzyan contiene, entre otras cosas, la construcción de armas que funcionan por energía atómica. Quien pueda tener acceso a este libro excepcional creerá estar leyendo una novela de ciencia-ficción. 

Los ocho pasajes que he mencionado nos dan la pauta de que hace ya cientos de siglos la energía atómica era utilizada y había desencadenado una catástrofe de enorme magnitud”. 

El hecho de haber tenido en su poder el famoso libro fue la causa de las vicisitudes vividas por Helena Blavatsky y que paso a enumerar: Año 1852: Madame Blavatsky se dirige a la India, allí obtiene, se desconoce por qué mediación, un ejemplar completo del Libro de Dzyan; lo lleva con ella a todos lados y jamás se desprende de él. Es en esa época cuando es más notoria su predisposición paranormal; indudablemente era poseedora por ese entonces del “Secreto de la Gran Magia”. 

A partir de 1855, encontrándose en Calcuta, comienza a recibir avisos. En éstos se le dice que “si no devuelve a su verdadero dueño el Libro corre serio peligro”. Ella hace caso omiso de estas amenazas y continúa utilizando el conocimiento oculto del libro. 

En 1860 cae gravemente enferma, desconociéndose el mal que la aqueja, por no poder establecer los médicos un diagnóstico clínico acertado a causa de los extraños síntomas. 

Hasta 1863, con el libro y la enfermedad a cuestas, huye de un lado a otro por Europa y Asia; la persiguen. 

En el año 1870, cuando regresaba desde Oriente a bordo de un barco que cruzaba el Canal de Suez, se produce una explosión demoníaca que termina con el barco y sus ocupantes; sólo una persona y un objeto se salvan milagrosamente del atentado, Madame Blavatsky y el libro Las estancias de Dzyan. 

En 1871 se dirige a Londres para dar una conferencia de Prensa. Alguien en medio de esa reunión dispara contra ella; cuando se logra apresar al presunto asesino, éste atestigua que no sabía lo que hacía; su mente fue teledirigida y no pudo resistir la orden. ¿Quién poseía o conocía en esa época poderes capaces de influir en la mente humana? ¿Tal vez ondas emitidas por una sensible maquinaria que funcionara con energía atómica? Temerosa de que le roben el “Libro” que aún obraba en su poder, decide guardarlo en la caja fuerte de un moderno hotel inglés; el manuscrito desaparece sin dejar rastro. 

Madame Blavatsky no cede en su intento de continuar dando a conocer el contenido del Libro. Reaparece nuevamente en público, pero esta vez asombra a todos: ha logrado, se desconoce por qué medios, otro ejemplar de Las estancias de Dzyan, otra vez escrito en un idioma desconocido para aquella época y aún para la actual, el “senzar”; según ella, idioma intergaláctico. 

El presentar en un idioma conocido el perseguido libro da lugar a que sus Enemigos Desconocidos comiencen una acción despiadada que sumirá a Madame Blavatsky en un deplorable estado físico y mental. 

Las estancias de Dzyan, escritas en senzar y traducidas al inglés, desaparecen misteriosamente de su lado. Helena Petrovna Blavatsky deja de existir en Londres en el año 1891 “Yo, Madame Blavatsky, que pronto habré de morir, visto que estoy injustamente condenada, manifiesto que los fenómenos que son causa de mi prematuro fin continuarán por siempre jamás. Pero, muerta o viva, imploro a mis hermanos y amigos que no los den a conocimiento público para satisfacer la curiosidad de la gente que alega pretensiones científicas. Sobre mi lecho de muerte, en Adyar, el 5 de febrero de 1885″. 

EL CONTENIDO DE LAS ESTANCIAS DE DZYAN 

De origen desconocido y extraterrestre, su contenido era terrorífico y exquisito a la vez. Enseñaba la fuerza mágica que contenía el oro. Al hablar de los planetas aclara:
“Mercurio, como planeta astrológico, es más oculto y misterioso que el propio Venus, e idéntico al Mithra Mazdlita, el genio Deva establecido entre el Sol y la Luna, y el compañero perpetuo del Sol de la Sabiduría. Es el áureo Mercurio a quien los Hierofantes prohibían nombrar. Es el Argos que vela sobre la Tierra. Mercurio y el Sol son uno; Mercurio se halla tan cerca de la Sabiduría y de la Palabra de Dios (el Sol) que con los dos fue confundido”. 

Luego habla de las Matemáticas que conocemos y de aquellas que desconocemos. 

Al respecto dice textualmente en Las estancias de Dzyan:
“Cuando la ciencia oficial entre por la senda de la tolerancia, los hombres llegarán a abarcar la armonía del conjunto del Universo. Esa tolerancia sólo se encuentra en su totalidad en las Matemáticas, las cuales degeneraron en simples pruebas numéricas que invariablemente siempre acusan un error, admitido también por la ciencia oficial bajo el término tolerante. Pero el significado de esta palabra es exactitud; cuando la tolerancia en términos matemáticos sea introducida dentro de la ciencia actual, las Matemáticas, cuna no de todas las ciencias sino de toda la energía que generó el planeta, serán mejor conocidas y comprendidas por la Humanidad. El mundo invisible está unido por una inextricable red matemática con el visible. 

Todo el secreto de la Tolerancia Matemática se encuentra alojado en el Principio de la Razón Inversa, o sea, el producto de dos variables, creciente la una y decreciente la otra. La fórmula pitagórica nos da la pauta de la no tolerancia en Matemáticas; el original es:
X x Y = K
fórmula en la que X e Y son las dos variables, vale decir la dúa pitagórica y el K el valor constante de la siempre incognoscible Mónada, valor que tomado como sistema ecuacional para conocer la fórmula tolerante matemática que descorre los hilos que separan lo visible de lo invisible, debería ser tomado así: X2 = K. Al eliminar Y y quedarnos con X nos da la pauta de los “agregados” que se le han hecho a las matemáticas actuales para mantener secreto y oculto aquello que la Humanidad debe conocer. X2 = K significa “como es arriba es abajo”. Se trata de una de las leyes universales de El kybalion, creado por Hermes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...