Las Biblias Católicas Romanas tienen muchos más libros en el Antiguo
Testamento que las Biblias Protestantes. Estos libros son conocidos como
libros Apócrifos o Deuterocanónicos. La palabra “apócrifo” significa
“escondido”, mientras que la palabra “deuterocanónico” significa
“segundo canon”. Los apócrifos o deuterocanónicos fueron escritos
originalmente en el tiempo entre el Antiguo y el Nuevo Testamento. Los
libros son llamados: 1 Esdras, 2 Esdras, Tobías, Judit, Sabiduría de
Salomón, Eclesiástico, Baruc, la Carta a Jeremías, Oración de Manases, 1
Macabeos, 2 Macabeos, y adiciones a los libros bíblicos de Ester y
Daniel.
La nación de Israel trató a los libros apócrifos o deuterocanónicos con
respeto, pero nunca los aceptó como libros verdaderos de la Biblia
hebrea. La iglesia cristiana primitiva debatió la situación de los
apócrifos o deuterocanónicos, pero pocos cristianos primitivos creyeron
que ellos pertenecieran al canon de la Escritura. El Nuevo Testamento
cita al Antiguo Testamento cientos de veces, pero en ninguna parte cita o
alude a cualquiera de los libros apócrifos o deuterocanónicos. Más
aún, hay muchos errores probados y contradicciones en los apócrifos o
deuterocanónicos.
Los libros apócrifos o deuterocanónicos enseñan muchas cosas que no son
verdad y tampoco son históricamente precisos. Si bien, muchos católicos
aceptaron previamente los apócrifos o deuterocanónicos, la Iglesia
Católica Romana oficialmente los añadió a su Biblia en el Concilio de
Trento a mediados del 1500 d.C. primordialmente en respuesta a la
Reforma Protestante. Los apócrifos o deutoerocanónicos, respaldan
algunas de las cosas en que la Iglesia Católica Romana cree y practica,
las cuales no están de acuerdo con la Biblia. Ejemplos de ello está en
las oraciones por los muertos, peticiones a los “santos” en el Cielo
por sus oraciones, adoración a ángeles, y “ofrenda de limosnas”
expiatorias por los pecados. Algunas cosas de las que dicen los
apócrifos o deuterocanónicos son verdaderas y correctas. Sin embargo,
debido a los errores históricos y teológicos, estos libros deben ser
vistos como documentos histórica y religiosamente falibles, y no como
la inspirada y autoritativa Palabra de Dios.
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