Al hablar de “Magia Rúnica” la mayoría pensará en ese sistema adivinatorio que asigna un sentido a cada una de las 24 runas del futhark (nombre del alfabeto rúnico germánico de 24 caracteres, formado con el nombre anglosajón de las primeras seis runas: (f), (u), (th), (a), (r), (k).
Es muy conocida una mancia que a este alfabeto de 24 runas añade una runa blanca llamada: “runa de Odin”. Todo esto pertenece al terreno del pseudo-esoterismo y no es de eso de lo que habla este artículo. Nosotros no negamos ni afirmamos los poderes adivinatorios de las runas porque nos es por completo desconocido el tema, pero sí debemos diferenciar entre las mancias y aquellas prácticas esotéricas orientadas a la autorrealización íntima del ser. Cualquier mancia o hechizo, presumiblemente nos da un poder, una ventaja. No podemos negar que todo eso tiene su realidad en manos de algunas personas, pero también es verdad que en general no nos sirve de nada a los dormidos como no sea para iniciarnos en el camino negro.
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