Es importante ponderar algunas de las
semejanzas y diferencias entre el mito y la historia para poder
acercarnos a varios relatos sobre los lugares o ciudades sagradas,
originales o primordiales, ya fueran éstas reales o fantásticas y de
difícil o imposible ubicación.En la vasta geografía del cemanáhuac –la
tierra en el anillo del agua–, que más tarde se
nombró Nueva España, hubo asentamientos
de pueblos y ciudades de cuya existencia hablan relatos que son mitos o
historia o ambas cosas a la vez. La textura del mito la tejen palabras
primordiales; la de la historia, según se dice, palabras resultado de
indagación. Etimológicamente, mito –mythos– significa palabra;
historiar –del verbo historein– es inquirir. ¿Mitos e historia son
expresiones irreductibles? ¿O son dos modos distintos de evocar un
pasado? ¿Son dos formas de construir significación en el discurrir
temporal de los seres humanos?Desde la perspectiva de sus consecuencias,
¿qué ha calado más hondo en sus vidas, los relatos míticos o los que
llamamos históricos?¿Los relatos sagrados –los que dan cimiento a las
creencias religiosas– son míticos o históricos o una y otra cosa?
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