09 enero 2012

La Doctrina Secreta Helena Petrovna Blavastky Tomos 1-6

 


El que haya existido alguien como Helena Petrovna Blavatsky  es un motivo de legítimo orgullo para la Humanidad y, en particular, para aquellos que  defienden y se esfuerzan por fundamentar y dignificar ideas semejantes a las que ella tan sabia y profusamente expuso.

     De hecho, es imposible que alguien, dotado de conocimiento, de memoria y de respeto, pretenda trabajar en el campo del Esoterismo (del Esoterismo como Ciencia y Filosofía universal)  sin prestar su tributo de gratitud y de homenaje a la primera ( por ser pionera), por su indómito coraje, por su titánico sacrificio, por su sabiduría casi sobre-humana , por lo menos en lo que respecta a los últimos siglos.

    Helena Petrovna Hahn (el nombre Blavatsky le advino de un matrimonio que, a su pesar, celebró a los 17 años) nació el 31 de julio de 1831, en Ekaterinoslav, al Sur de Rusia. De noble ascendencia social, era nieta de la princesa Elena Dolgorouki, terminó sus días en precaria situación económica, debido a las grandes sumas que canalizó para la obra teosófica, así como a su vida peregrina y aventurera. Viajó un poco por todo el mundo, buscando experiencias, conocimientos y contactos que fueron a revelarse preciosos e indispensables para la magna tarea a la que se dedicó. Gran Bretaña, Francia, Italia, Alemania, Bélgica, Grecia, Turquía, Estados Unidos de América, Canadá, Méjico, Perú (ver su curiosa referencia en "Isis sin Velo", Vol II, Cap. XV), Palestina, Egipto, Persia, Sri Lanka, India, Tibet fueron solamente algunos de los puntos geográficos donde pasó parte de su vida. Partió de este mundo (físico) el día 8 de Mayo de 1891, en Londres, serena y lúcidamente. Los 60 años de su existencia parecen contener mucho más de lo que podría caber en 60 vidas ordinarias. 

La Doctrina Secreta
   No pretendió, jamás, ser una presentación completa de la "Verdad". Citando a Montaigne, escribió H.P.B. al finalizar la introducción de la obra: "Hice apenas un ramillete de flores escogidas… En su poderosa síntesis, son tantos los temas que se van desdoblando, son tantos los abordajes que se entrecruzan en un sistema universal, donde todo está relacionado con todo, es tanta la materia discutida, es de tal modo pionera y sorprendente para la época. Es de imaginar la  labor de Helena Blavatsky para expresar  su inagotable Conocimiento.
   El subtítulo de la obra - síntesis de la ciencia, de la religión y de la filosofía - está plenamentE justificado. De hecho se afirma que Einstein tenia una copia de esta obra en su monumnetal escritorio.



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