El que haya existido alguien como Helena Petrovna Blavatsky es un motivo
de legítimo orgullo para la Humanidad y, en particular, para aquellos que
defienden y se esfuerzan por fundamentar y dignificar ideas semejantes a
las que ella tan sabia y profusamente expuso.
De hecho, es imposible que alguien, dotado de conocimiento, de
memoria y de respeto, pretenda trabajar en el campo del Esoterismo (del
Esoterismo como Ciencia y Filosofía universal) sin prestar su tributo de
gratitud y de homenaje a la primera ( por ser pionera), por su indómito
coraje, por su titánico sacrificio, por su sabiduría casi sobre-humana ,
por lo menos en lo que respecta a los últimos siglos.
Helena Petrovna Hahn (el nombre Blavatsky le advino de un matrimonio
que, a su pesar, celebró a los 17 años) nació el 31 de julio de 1831, en
Ekaterinoslav, al Sur de Rusia. De noble ascendencia social, era nieta de
la princesa Elena Dolgorouki, terminó sus días en precaria situación
económica, debido a las grandes sumas que canalizó para la obra teosófica,
así como a su vida peregrina y aventurera. Viajó un poco por todo el
mundo, buscando experiencias, conocimientos y contactos que fueron a
revelarse preciosos e indispensables para la magna tarea a la que se
dedicó. Gran Bretaña, Francia, Italia, Alemania, Bélgica, Grecia, Turquía,
Estados Unidos de América, Canadá, Méjico, Perú (ver su curiosa referencia
en "Isis sin Velo", Vol II, Cap. XV), Palestina, Egipto, Persia, Sri
Lanka, India, Tibet fueron solamente algunos de los puntos geográficos
donde pasó parte de su vida. Partió de este mundo (físico) el día 8 de
Mayo de 1891, en Londres, serena y lúcidamente. Los 60 años de su
existencia parecen contener mucho más de lo que podría caber en 60 vidas
ordinarias.
La
Doctrina Secreta
No pretendió, jamás, ser una presentación completa de la "Verdad". Citando a Montaigne, escribió H.P.B. al finalizar la introducción de la obra: "Hice apenas un ramillete de flores escogidas… En su poderosa síntesis, son tantos los temas que se van desdoblando, son tantos los abordajes que se entrecruzan en un sistema universal, donde todo está relacionado con todo, es tanta la materia discutida, es de tal modo pionera y sorprendente para la época. Es de imaginar la labor de Helena Blavatsky para expresar su inagotable Conocimiento.
El subtítulo de la obra - síntesis de la ciencia, de la religión y de la filosofía - está plenamentE justificado. De hecho se afirma que Einstein tenia una copia de esta obra en su monumnetal escritorio.
No pretendió, jamás, ser una presentación completa de la "Verdad". Citando a Montaigne, escribió H.P.B. al finalizar la introducción de la obra: "Hice apenas un ramillete de flores escogidas… En su poderosa síntesis, son tantos los temas que se van desdoblando, son tantos los abordajes que se entrecruzan en un sistema universal, donde todo está relacionado con todo, es tanta la materia discutida, es de tal modo pionera y sorprendente para la época. Es de imaginar la labor de Helena Blavatsky para expresar su inagotable Conocimiento.
El subtítulo de la obra - síntesis de la ciencia, de la religión y de la filosofía - está plenamentE justificado. De hecho se afirma que Einstein tenia una copia de esta obra en su monumnetal escritorio.
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