Hacia las 5:55 y 6:05 de la mañana de aquel 29 de julio
de 1977, decenas de personas pudieron observar sobre el cielo de la capital
mexicana, tres luces que volaban a gran velocidad, las cuales llevaban una dirección
de Sur a Norte. Las primeras personas que tuvieron oportunidad de observar tan
singular espectáculo, eran los jóvenes que esperaban una ficha
para realizar el examen de la E.N.E.F. (Escuela Nacional de Educación
Física), que junto con sus padres, en algunos casos quedaron sorprendidos.
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