En
1977 el investigador norteamericano Charles Berlitz publicó Misterios
de los Mundos Olvidados, en uno de sus pasajes describía el
descubrimiento de una ruinas submarinas en la costa del Perú, de la cual
se tomaron fotografías, pero fueron celosamente censuradas.Berlitz
escribía:
"En 1966, un gran descubrimiento llevado a cabo a la altura de la costa
del Perú produjo gran conmoción en el mundo de la arqueología, aunque
nunca se llegó
a hacer público. Todo comenzó cuando la Universidad de Duke patrocinó un viaje
de investigación oceanográfica, bajo la dirección del doctor Robert Menzies, con
el exclusivo fin de localizar cierta especie rara de molusco marino en la zanja
de Milne-Edward, frente a la costa peruana. En el curso de esta búsqueda, las
cámaras fotográficas captaron lo que luego fue descrito como columnas talladas,
que se extendían por una llanura submarina a una profundidad de mil brazas.
Posteriormente se utilizaron modernos aparatos de sonar, y se comprobó la
existencia de otras columnas y rocas talladas en la vecindad, que parecían ser
restos de antiguas construcciones, aunque, según el doctor Menzies, la idea
de una ciudad hundida en pleno Pacífico era algo verdaderamente increíble...
Una inspección preliminar de las factorías que se obtuvieron demostró
que las columnas no sólo estaban talladas sino que además, parecían
grabadas con ciertos caracteres escritos.
El hecho de que las columnas fuesen fotografiadas a tanta profundidad no
significa forzosamente que fueran construidas en aquel lugar cuando la tierra
estaba por encima del nivel del mar; podían ser los restos del cargamento de un
galeón español hundido en aquellos parajes. No obstante, la presencia cercana de
lo que parecían restos de edificaciones en caja perfectamente con la teoría
arqueológica sobre catastróficos cambios de terreno en muchos lugares de
Sudamérica. Nos referimos a aquellos cataclismos que elevaron a cientos de
metros muchas tierras bajas; que vaciaron lagos y mares interiores, el nivel de
cuyas aguas puede observarse todavía en las marcas que dejaron en las montañas
circundantes; que resquebrajaron ciertas montañas, pusieron al descubierto sus
cuevas interiores y lanzaron parte de las mismas sobre las altiplanicies
vecinas; que hundieron otras ciudades en profundas zanjas a la altura de la
nueva costa formada.
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