El sol muestra en uno de los ángulos superiores del
rectángulo,el que está a la izquierda de quien mira, representando el
astro rey una cabeza de hombre de la que surgen rayos de aguda luz y
sinuosas llamaradas, como una rosa de los vientos indecisa sobre la
dirección de los lugares hacia los que quiere apuntar, y esa cabeza
tiene un rostro que llora, crispado en un dolor que no cesa, lanzando
por la boca abierta un grito que no podemos oír, pues ninguna de estas
cosas es real, lo que tenemos ante nosotros es papel y tinta, nada más.
Bajo el sol vemos un hombre desnudo atado a un tronco de árbol,
ceñidos los flancos por un paño que le cubre las partes llamadas
pudendas o vergonzosas, y los pies los tiene asentados en lo que queda
de una rama lateral cortada. Sin embargo, y para mayor firmeza, para
que no se deslicen de ese soporte natural, dos clavos los mantienen,
profundamente clavados. Por la expresión del rostro, que es de
inspirado sufrimiento, y por la dirección de la mirada, erguida hacia
lo alto, debe de ser el Buen Ladrón. El pelo, ensortijado, es otro
indicio que no engaña, sabiendo como sabemos que los ángeles y los
arcángeles así lo llevan, y el criminal arrepentido está, por lo ya
visto, camino de ascender al mundo de las celestiales creaturas.
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