Extravagante e irracional, desprovisto de toda lógica, así era el mundo de los SS.
No menos extravagantes e irracionales, aunque aparentemente lógicas, han sido las interpretaciones ofrecidas hasta ahora para esclarecer el fenómeno de los SS.
Sin embargo, la ver dadera historia del complejo SS nos deja entrever una organización cuyo impulso no obedecía a planteamien tos demoníacos, sino a la casualidad y al automatismo. Es la historia de delincuentes e idealistas , de románticos e intrigantes.
Es la historia de un orden jerárquico tan fantástico y descabellado como jamás pudiera imaginarse.
Esos hombres vestían som bríos uniformes y eran el terror de Europa. Lucían calaveras en sus gorras, tenían por emblema el doble signo rúnico de la `S ” y enviaban a millones de se res a la muerte.
Pocas esferas sociales de la nación se sentían a salvo de sus mortíferos zarpazos: ellos controlaban la Policía y el Servicio Secreto, custodiaban la Cancillería del Reich y los campos de concentración, señoreaban sobre el impenetrable imperio económico de Alemania .
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