15 noviembre 2012

Narraciones de un Exorcista Gabrielle Amorth




El padre Gabriel Amorth nos cuenta su historia personal con el mal y la batalla permanente.
Gabriele Amorth, sacerdote exorcista de Roma, recogiendo muchos años de experiencia en la materia (Narraciones de un exorcista, ed. San Pablo, Bogotá, 1996), escribe lo siguiente: 
"A los exorcistas nos parece justo e importante estar atentos a no dejarse engañar por enfermos psíquicos, obstinados, quienes, en resumidas cuentas, no tienen ninguna presencia demoníaca y ninguna necesidad de exorcismo. Pero señalemos también el peligro opuesto, que hoy es mucho más frecuente y, por tanto, más temible: el peligro de no saber reconocer la presencia maléfica y, por tanto, de omitir el exorcismo cuando realmente se necesita. Y estoy de acuerdo con todos los exorcistas con quienes me he comunicado, en reconocer que nunca ha sido perjudicial un exorcismo innecesario (la primera vez y en los casos inciertos todos hacemos exorcismos muy breves, pronunciados en voz baja, que pueden confundirse con simples bendiciones). Por este motivo nunca hemos tenido motivos de arrepentimiento. En cambio, hemos debido arrepentirnos de no haber sabido reconocer la presencia del demonio y de haber omitido el exorcismo en casos en que la presencia del demonio apareció claramente más tarde, con signos evidentes y cuando ya tal presencia estaba mucho más arraigada (...) Por lo dicho se entenderá cuán necio es esperar para hacer el exorcismo a que haya signos seguros de posesión; y es, además, fruto de total inexperiencia el esperar antes de los exorcismos a aquel tipo de signos que la mayoría de las veces se manifiesta solamente durante los exorcismos o después de los mismos" 


 

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