Los evangelios apócrifos
Además
de los cuatro evangelios incluidos en el canon del Nuevo Testamento, en
los primeros siglos de la iglesia surgieron otros escritos que también
recibieron este nombre. Son los evangelios "apócrifos",
palabra que en griego significa "oculto" o
"escondido".
¿Un
mensaje oculto?
Algunos
grupos cristianos les dieron este nombre porque, según ellos,
contenían enseñanzas ocultas de Jesús, que estaban reservadas sólo a
los iniciados. Este carácter esotérico de algunos de ellos ha hecho
surgir un gran interés por los evangelios apócrifos. La realidad, sin
embargo, es que el término "apócrifo" se utiliza para
designar a los escritos cristianos de los primeros siglos que tenían
alguna semejanza en su forma o en su contenido con los escritos
contenidos en el canon del N.T. Los evangelios apócrifos son, pues,
escritos relacionados con la vida o enseñanzas de Jesús compuestos
durante los primeros siglos del cristianismo, pero que no fueron
admitidos dentro del canon.
El
adjetivo "apócrifo" se aplica a escritos muy variados, tanto
por su contenido y su forma, como por su procedencia y fecha de
composición. Algunos son muy antiguos, otros son más tardíos; unos
fueron escritos para comunidades judeocristianas, otros fueron
reelaborados o compuestos por grupos gnósticos. De algunos sólo nos
han llegado las citas recogidas por otros escritores cristianos; otros
se han conservado en traducciones a otras lenguas antiguas. Un grupo
importante de ellos, compuestos o reelaborados en el seno de grupos
gnósticos, fueron hallados en 1945 en Nag Hammadi (Egipto) en los
restos de un monasterio copto.
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